Lo primero que debí hacer fue diseñar una sustancia extensora que permitiera diluir el semen y obtener varias dosis de un espermatóforo, de modo que con un solo macho se pudieran inseminar varias hembras, pero sin que el semen perdiera adherencia.
En la foto el semen de un espermatóforo ya mezclado con el diluyente en espera de ser utilizado.
Antes de usar el semen, era necesario revisar que los espermatozoides estuvieran almacenados en perfectas condiciones usando el diluyente que elaboré.
Pero eso es un poquito dificil porque los espermatozoides del camarón presentan una particularidad: No tienen flagelo, por lo tanto, no se mueven. Por ese detallito, la viabilidad espermática no se puede llevar a cabo revisando su motilidad, como se hace en otras especies...
Entonces tuvimos que buscar un método alternativo para saber si el diluyente los estaba conservando vivos o muertos, y lo que utilizamos fue una tinción dual fluorescente, que pintaba de verde los espermatozoides vivos y de rojo los muertos.
En la foto pueden observar el mismo grupo de espermatozoides. A la izquierda vista con tinción fluorescente y a la derecha con microscopio de luz visible.
Noten que los espermatozoides de camarón en vez de flagelo, tienen una especie de "espina". Su apariencia recuerda mucho la de una pelota de golf sobre su tee.
Una vez que tenemos claro que el esperma se conserva bien en el diluyente, procedemos a utilizarlo en la inseminación.
Tomamos a una hembra (no se preocupen, los camarones toleran bien la manipulación y pueden estar un rato fuera del agua sin problemas) la ponemos pancita arriba y exponemos el télico.
Colocamos la mitad de esa masa seminal diluida que estaba guardada en el frasquito en el télico con ayuda de unas pinzas, como observan en la foto.
El procedimiento de inseminación se hace en 30 segundos o menos para no estresar a la hembra, de lo contrario, no desova.
Una vez inseminada, la hembra es trasladada a un tambo de desove con 200 litros de agua.
Ahí permanece un par de horas, una vez que desova, se retira de ese tambo y se traslada de vuelta a su tanque de origen.
¿Y qué dijeron? ahí termina el trabajo de Kary... ¡Pues no!
Después de que la hembra desova, hay que incubar los huevos hasta que las larvas de camarón (nauplios) eclosionan.
Una vez terminada la incubación, hay que contar cuantos huevos sin eclosionar y cuantos nauplios dio cada hembra.
Para ello debo concentrar el contenido de cada tambo en cubetas con tamiz de 15 litros, tomar una muestra de esa cubeta y observarla a contraluz para contabilizar la cantidad de nauplios y huevos, lo cual es mas fácil de decir que de hacer...
Primero porque los tambos de desove son individuales, entonces ese procedimiento de voltear el tambo y concentrarlo en la cubeta debe realizarse en tantas hembras como fueron inseminadas (llegamos a inseminar hasta 100 hembras por día).
Y segundo, porque para mantener el agua en la temperatura óptima para conservar vivos a los nauplios, debíamos trabajar dentro de una nave especial con temperatura ambiental de al menos 42 grados centígrados y 85% de humedad relativa ¡un sauna! realmente fue una experiencia muy terapéutica...
Y luego de toooodo ese trabajo físico, a hacer los análisis estadísticos y redactar la tesis...
Y al final ¡tachán! obtuve mi grado de Maestra en Ciencias :D